Mucho padres nos enfrentamos en estas fechas a la temida pregunta por parte de nuestros hijos: ¿Existen Papá Noel o Los Reyes Magos? Quizá lo han empezado a oír en el colegio y vienen a nosotros para que les digamos la verdad y deseando con todas sus fuerzas seguir creyendo.
Hace más de 100 años, Virginia O’Hanlon, una pequeña de 8 años que vivía en el elegante Upper West Side de Manhattan, animada por su padre, escribió a un periódico de Nueva York buscando respuestas a su inquietud:
«Querido director:
Tengo ocho años.
Algunos de mis amigos dicen que Papá Noel no existe.
Papá dice: “Si lo ves en The Sun, existe”.
Por favor, díganme la verdad. ¿Existe Papá Noel?»
Virginia O’Hanlon │115 West 95th Street
La respuesta, redactada por el periodista Francis P. Church, fue publicada en el periódico neoyorquino The Sun en septiembre de 1897. Desde entonces su texto es recordado en Estados Unidos, año tras año en la época navideña, ayudando a muchos a mantener viva la magia y la ilusión de estas fechas.
Rescatamos para ti este texto tan bonito. Seguro que te conmueve leerlo y te inspira para vivir estas fiestas con el corazón de un niño.
«Virginia, tus amiguitos se equivocan. Les ha afectado el escepticismo de una época escéptica. Solamente creen en lo que ven. Piensan que nada puede existir si sus pequeños cerebros no lo comprenden. Todos los cerebros, Virginia, sean de adulto o de niño son pequeños.
Sí, Virginia, Papá Noel existe. Existe con tanta seguridad como existen el amor y la generosidad y la devoción y tú sabes que estas cosas abundan y dan a tu vida su belleza y su alegría más elevadas. ¡Ay, qué triste sería el mundo si no existiera Papá Noel! Sería tan triste como si no existieran Virginias. No habría entonces fe infantil, ni poesía, ni romanticismo que hicieran tolerable esta existencia. No disfrutaríamos, excepto con los sentidos y la vista. Se extinguiría la luz eterna con la que la infancia llena el mundo.
¡No creer en Papá Noel! ¡Sería lo mismo que no creer en las hadas!… Las cosas más reales del mundo son las que no pueden ver los niños ni los adultos. ¿Alguna vez has visto hadas bailando en el césped? Por supuesto que no, pero esto no demuestra que no existan.
Desmontas el sonajero del bebé y ves lo que hace ruido en su interior, pero hay un velo que cubre el mundo no visto que ni los adultos más fuertes que jamás hayan vivido pueden apartar. Sólo la fe, la fantasía, la poesía, el amor, el romanticismo pueden apartar esa cortina y ver la belleza y la gloria que hay más allá. Ah, Virginia, en todo este mundo no hay nada que sea tan real y permanente.
¡Que no existe Papá Noel! ¡Gracias a Dios, vive y vive para siempre! Dentro de mil años, Virginia, no, dentro de diez veces diez miel años, continuará alegrando el corazón de la infancia.»
«La Navidad permite al niño que duerme en nuestra alma renacer todos los años y despierta un sentimiento de alegría y maravilla que ni tan sólo once meses de dudas, escarnio o desánimo pueden apagar. Lo único que se nos pide es que CREAMOS». Sarah Ban Breathnach.